domingo, 11 de septiembre de 2011

Gamboa y el arte de boxear

Por Andrés Pascual



       El boxeo puede ser “una caja de sorpresas” si el favorito, por un error garrafal en la defensa, provoca un golpe de esos que llaman “lucky punch”, que no es de suerte, sino de mala suerte; si descuida el training por diversiones ajenas al ring; por subestimación del oponente o por una lesión inmediata o crónica…

       Si no se producen circunstancias como las que describí, el agua nunca correrá contraria y el desenlace de un pleito será como lo previeron los eruditos.

       El sábado pasado el pluma cubano Yuriorkis Gamboa (21-0, 16 KO’s) le ganó por decisión técnica al ex campeón mundial mexicano Daniel Ponce de León (41-4, 34 KO’s) en la estelar del cartel en Atlantic City, porque un choque accidental de cabezas en el octavo le provocó al perdedor una herida vertical (las difíciles de controlarle el sangramiento) en la frente, mala suerte…sin embargo, el azteca no hubiera podido hacer algo más que perseguir, enredar y recibir: por su estilo, por su lentitud, porque le hubiera sido imposible conectarle al oriental un golpe decisivo a su favor, solo quedaba por ver en qué asalto Lupe Contreras le levantaría el brazo al criollo, lo que ocurrió de forma irregular.

       Boxeando, utilizando su magnífica velocidad en la media y desde afuera, Gamboa sentó cátedra desde el principio para recordarle a todo el mundo que una vez existieron Luis Manuel, Orlando Zulueta y Luis Galvani para el boxeo cubano y en ese estilo, haciendo valer el precepto único de lo que es el boxeo, “el arte de dar y que no te den”, brindó la que, para mi, ha sido su mejor demostración hasta hoy en el profesionalismo.

       El  pugilismo no es de fuerza, es de resistencia; no es de pegadores, es de boxeadores; no es de brutos que pierden el sentido de la estrategia preparado previamente; es de inteligentes que, si lo pierden, deben tener el instinto y la intuición que los haga recuperarlo y recuperarse. La pegada es un complemento del boxeo y no al revés; aunque al público acostumbrado por la imposición del boxeo azteca le parezca lo contrario.

      Gamboa tiene que seguir boxeando y ganando; no tratando de noquear, que a veces se puede; pero otras no.

       La velocidad del cubano lo puede llevar a los lugares más altos del boxeo de hoy si continúa hambriento y si continúa tomando este deporte con la seriedad, la disciplina y la responsabilidad que exige la preparación.

       El nocao, tan espectacular como falso a la hora de medir la clase de un pugilista, no se busca, se prepara y se cae por su propio peso cuando se completa una combinación. Es bueno recordar las palabras del legendario cronista cubano René Molina, que vienen al caso con la personalidad de Gamboa y su afán por terminar rápido un pleito con el peligro que encierra que, entre el 1ero y el 8vo, todavía cualquier peleador tiene aire suficiente para ripostar: “Revise la cantidad de nocaos que propina en los rounds finales, cuando se hace difícil levantar los brazos por el cansancio y tendrá al verdadero pegador, interesante, atractivo y demoledor siempre…”










sábado, 10 de septiembre de 2011

Sin sorpresas gana Klitschko por nocao tecnico

Por Andrés Pascual



      El problema es la estatura y la fortaleza, porque, a cada rato, sube algún peleador completo del mismo peso y más que el que hizo Vitali para su pelea contra el polaco Tomasz Adamek este sábado: 242, pero el del “barrio” solo llegó a 216, bueno para considerarse un “pesado” cuando la era Marciano, no hoy contra este tipo de máquina con carrocería de Peterbilt.

      El pleito, más de lo mismo cada vez que pelea uno de estos dos mastodontes cuyo dominio del peso, por apabullante, tiene a esa división sin ningún interés, logró que 42,000 polacos asistieran al nuevo Estadio haciendo “de tripas corazón” durante los casi diez rounds de castigo sostenido que le aplicó el ucraniano al paisano. Viéndolo bien, nadie sabe por qué suben casi todas las víctimas de estos “zangaletones”, además de a exponerse a un soberano castigo anunciado.

      Yo creo que contra Vitali Klitschko tanto como contra Wladimir, ni esperanzas abrigan, porque, el temor a que les castiguen, genera que no puedan desarrollar ninguna estrategia, entonces nada les sale bien y ni intentos hacen.

      Increíblemente con la guardia abierta abajo, tanto la zurda como la derecha, tirando el jab y la propia derecha accionando los antebrazos; sin emplear ni los hombros ni el cuerpo; con evidentes problemas para tirar uppercuts, porque no controla este golpe que es de corta trayectoria; con la guardia abierta invitando al polaco al infight que, definitivamente, porque no entró nadie sabe cómo hubiera peleado en esa distancia, Klitschko vapuleó a Adamek que, peleando contradictoriamente desde afuera con esporádicos acercamientos no adentro, sino en la media, recibió el castigo suficiente para que le pararan el desigual combate en el décimo.

      Dos asaltos apuntó Harold Lederman 10-8 por el ucraniano, ¿Será posible? ¿Acaso se pretende rehacer un capricho que ya parecía desterrado del boxeo moderno desde hace más de 50 años? Porque, en el segundo, no cayó ni recibió tanto como para dar un resultado que solo se puede considerar así si hay knockdown. En cualquier pelea hoy en día un boxeador es más lastimado en un round y no lo pierde 10-8.

      El combate, por la faja CMB de Vitali (44-2, 40 KO’s), resultó otro paso más del ex soviético con el fin de empatar los 43 nocaos de Marciano.

      Adamek (44-2, 28 KO’s) no podía porque no es un completo del tiempo actual con 6’1 contra 6’7 ½ y 216 libras por 243.

     Con sus dimensiones, que le hacen parecer menos que un sparring de bolsillo, ni se puede soñar con entablarle a ninguno de estos dos individuos.






















jueves, 8 de septiembre de 2011

Gamboa tiene que pegar primero y bien

Por Andrés Pascual



       Daniel Ponce de León ha sido un buen campeón sin ribetes de maravilla que hizo 7 defensas titulares; amasó, hasta hoy, un buen récord para cualquier época de 41-3 (1 TKO) 34 propinados y espera ganarle a Yuriorkis Gamboa, “porque he enfrentado a mejores”.

       Sin embargo, observando la lista de contrarios con los que ha boxeado el mexicano durante su carrera, el sábado se va a medir no con uno que vaya por debajo de sus compromisos previos, si no con lo mejor de la división pluma en el mundo, que es otra cosa.

       Luego del invicto a través de 20 combates como profesional, con 16 recetas de anestesia general ofrecidas, me parece que la coletilla de “campeón olímpico” y otros títulos que recuerden el estado inferior al que ahora desarrolla, como que va sobrándole a Gamboa. El criollo es, sencillamente, un formidable peleador profesional que ni mira hacia atrás ni invita a hacerlo.

       La pelea del próximo sábado en Atlantic City, sin faja en discusión por el robo de que fue objeto el cubano con la intención de restarle importancia a sus peleas, porque no es igual defender una corona que subir como ex campeón a un pleito especial, promete ser una dura e interesante batalla.

       A modo mío de ver las cosas, bien que hubiera podido ser la estelar de un programa PPV o, por lo menos, la co-estelar. Sin embargo, nadie sabe qué busca la promotora del sensacional peleador cubano, o cuándo creen que pudiera estar disponible para el circuito del pago por ver; incluso, a qué otra maraña exponen al criollo porque lo que parece es que están castigando a alguien al maltratarlo así.

      Yo creo que el cubano debe ganar, pero debe pegar primero y bien; debe estar al tanto de que tiene que tirar duro, mucho y administrar las fuerzas porque, una vez que lo despojaron de su faja, nadie puede dudar de que le pueden quitar una decisión con tal de emparejarlo con Juanma López; además, las manos tienen que estar arriba, frio y calculador y metérselas a la quijada al azteca, que así lo noqueó en un round el boricua que cedió la diadema ante Salido.

      Ponce de Leon es un ex campeón con experiencia y pegada; pero no tiene la velocidad de Gamboa, sin embargo, este tiene que cuidarse, porque, como quiera que sea, un pegador que busca una victoria contra semejante pugilista para renacer su carrera, siempre es peligroso.










Que el cielo los juzgue

Por Andrés Pascual



       El pasado martes 6 de septiembre, el diario mexicano Estadio publicó una crítica del presidente del CMB, José Sulaimán, a los manejadores de Julio César Chávez jr, campeón mundial de peso mediano de la organización que preside, basada en que “no se da a respetar”.

       Hecha en su “tradicional Martes de Café” el mandamás del Consejo sancionó “aunque el junior ya es campeon mundial, su carrera no ha despuntado como se esperaba” y, continúa, “al grado de cancelar el combate que tenía previsto para el 17 de septiembre contra Ronald Hearns por lesión en una de sus manos”.

       Para Sulaimán, los apoderados del hijo de su papá deberían prescindir de los servicios de Freddie Roach, porque “no lo atiende a tiempo completo; sino que está supeditado a su agenda y Pacquiao le absorbe todo el tiempo, que incluye training, peleas, giras de promoción…”

       La conclusión es que el mexicano debe exigir respeto como el campeón mundial que es y que debe pelear más que lo ocasional que lo hace, porque “está en una división muy atractiva…”

       Sin embargo, ¿Por qué mantienen a Julito con Roach?  Esa es la pregunta de los 64,000.

       Freddie Roach no es lo mejor del mundo en su oficio, no ha mejorado técnicamente a ningún peleador que haya tenido: ni a Pacquiao ni a Kahn ni al mismo Chávez, estos peleadores siguen igual que el día antes de que comenzaran con él, con sus virtudes iniciales y sus deficiencias previas, pero, “ojo aquí”: el laureado trainer los convierte en máquinas más resistentes al castigo y a la distancia y adquieren la pegada que el desarrollo normal no posibilita; es decir, van contra la naturaleza. Eso sí lo hace Roach.

        La crítica a la poca atención a otros boxeadores de su establo se escuchó antes con los apoderados del cubano Guillermo Rigondeaux, que no solo se lo quitaron, sino que no anduvieron con paños tibios y dijeron lo que es una verdad que, quizás, hasta paguen o gratifiquen para que se calle: “que el tipo no enseña na’, que es un globo…”

       Tal vez al junior lo dejan ahí para ver si funciona “la mística Roach”; mientras, el trainer parece que no le ve para más de lo que ha hecho hasta hoy este peleador, por lo que podría ser capaz de comprometer “su honra y su ética” si fabrica, de un total mediocre, otro supermán del pugilismo; es decir, si a Julito lo tiene tan desamparado debe ser porque el experimento de laboratorio sería demasiado sospechoso para el entrenador.

       Pacquiao, que sigue técnicamente con los mismos vicios de hace 10 años: guardia abierta, golpea en el aire, sin cintura…ha convertido a Roach en una leyenda como los Yanquis a un manager mediocre llamado Joe Torre. Si nunca logra conocerse su secreto para preparar animales más que boxeadores, bien, de lo contrario, ¡Que el Señor los coja confesados!

       Por regla general, para casos como estos, el dicho es “un día será, entre cielo y tierra nada es posible ocultar!
























domingo, 4 de septiembre de 2011

Gana Andre Berto faja welter de la FIB


Por Andrés Pascual



       Andre Berto quiere una revancha contra Víctor Ortiz, incluso es más goloso y sueña con una pelea contra Mayweathers jr o Manny Pacquiao; pero, ¿Realmente tiene posibilidades contra la gente que pretende?

       Este sábado el haitiano le ganó a Jan Zaveck 31-2 (1 KO’s) y 18 recetas de anestesia general propinadas; porque, el hasta ese momento campeón welter de la Federación, no podía seguir por una aparatosa herida en su párpado derecho que le produjo una inflamación tal que  le cerró el ojo; mientras, en el otro, la sangre de otra herida le reducía también la visión quizás en un 30 %.

       Berto 28-1 (KO) con 22 propinados, iba delante en las tarjetas porque lograba conectar mejor los uppercuts en la distancia en que nunca ha sido ni regular, el infight. Como que la pelea se detuvo en el 5to, pues nadie sabe si hubiera podido superar el cansancio que lo ataca después del octavo y que ha sido un escollo para que luzca mejor en algunas de sus pleitos anteriores.

       Para este encuentro lo “supervisó” el mismísimo Víctor Conte, que nadie se explica cómo mantiene la licencia que le haga oficial “aconsejar” a deportistas, cuando alguna relacionada con su nombre no solo ha perdido sus medallas olímpicas, sino cumplió tiempo de prisión en medio de un escándalo monumental y definitorio de la moral deportiva del deporte americano del tiempo actual; pero bueno, los que pueden sabrán…

       André Berto ganó el sábado un pleito movido, de ritmo rápido, contra un contrario que lució bien, pero que no pudo conectar más golpes ni cuidar su defensa para que no le castigaran como sucedió; sencillamente, peleó de acuerdo a su capacidad y, tanto este pugilista como Berto, no saben cómo se puede sobrevivir al uppercut, más que recibirlos, los ordenan por correo.

        Este es el tipo de oposición que hace a Berto lucir como un campeón;  en los otros, con los que se hace ideas superiores, mejor que no se meta, porque no son como Zaveck, sino mucho mejores que él incluso.

        La faja que ahora posee debe defenderla contra retadores de nivel intermedio.

       Como que la pelea fue buena, de intercambios constantes en nivel casi parejo, pues debe acceder a una revancha si está como cláusula obligatoria por el resultado del pleito que ganó el sábado.
















sábado, 3 de septiembre de 2011

Una leyenda incompleta, la de Teofilo Stevenson


Por Andrés Pascual



       Mi joven amigo y brillante cronista mexicano Ismael Rubio, me envió un “dossier” sobre el heavyweight cubano amateur, tres veces campeón Olímpico, Teófilo Stevenson, que me indujo a escribir este comentario.

       El problema que existe con Piropo (como le llaman en su pueblo), es que sus éxitos como aficionado están ahí; su superioridad en un circuito que pareció hecho a su medida está ahí; pero ciertas contradicciones también.

       Hay una idea que mucha gente no expresa por miedo a ser catalogado como un exagerado desconocedor, pero quisieran decirla y es que el cubano hubiera noqueado a Mohamed Alí, lo que basan con su desempeño en el olimpismo; sin embargo, a nadie de esta gente se le ocurre ni sugerir por quién sabe qué, ¿Qué hubiera pasado si Joe Louis, Armstrong, Alí, Monzón, Durán, Chávez, Leonard o el mismísimo Robinson se hubieran mantenido toda su vida atlética entre aficionados? Y, por decencia, por honestidad y por sportsmanship, que es el resultado de todo lo anterior, deberían.

       Voy a comenzar de atrás hacia adelante: Stevenson no “se retiró” porque diera muestras de decadencia, al tipo lo sacó de circulación su más grande fanático, manager y propietario de su cuerpo y su mente, emperador absoluto de la Cuba esclava y máximo tirano y dictador de toda la América, Fidel Castro cuando su conducta delincuente se les fue de las manos por el consentimiento oficial y contrató a alguien para un atentado a un rival en el amor, o mató a un ciclista manejando ebrio por lo que nunca fue juzgado.       

       Bebedor empedernido sin control, capaz de reconocerse a sí mismo como un privilegiado al que se le permitía cualquier cosa (concesiones del régimen que solo le vetaban actividades contrarrevolucionarias, incluso hablar), pues le hicieron un antisocial como a casi todos los privilegiados que forman parte del botín ideológico, especie de Hall of Shame de la vitrina de la tiranía, para crear una historia posiblemente indebida y realmente incompleta, capaz de funcionar para propios y extraños, como sucede con los mexicanos y el material 100 Leyendas del Boxeo, que incluye a Stevenson.

       En 1968 el boxeador era un larguirucho joven y prometedor que no sabia boxear ni lanzar un jab, menos aún la derecha recta recta. Pero, por su tamaño y su velocidad en el ring, llegaron a la conclusión de que, si lograba tirar los golpes del abecedario, podía noquear en el amateurismo.

       Para trabajar con Stevenson no designaron ni a Alcides Sagarra ni a Sarvelio Fuentes ni a ningún cubano que estuviera en trajines de gimnasio en esa época, sino que el Polit Buró de la URSS, propietarios del país entonces, le envió un sicólogo de la KGB, especialista en el lavado de cerebros de deportistas, nombrado Andrei Chervonenko, que no era titular ni en los Consejos Deportivos de barrio en Moscú y nunca estuvo en la selección soviética.

        Al tipo lo llevaron a Cuba para pisotear la moral deportiva del boxeo cubano histórico al imponerlo por encima de quienes sabían más que todos los trainers soviéticos juntos; sin embargo Teófilo lo llamó “su padre” y el propio Sagarra, su ayudante, lo consideró “la 8va Maravilla del Mundo”. Por eso nadie entiende cómo el fanático cubano de hoy, por aquí o residente en la Isla, eleva a alturas siderales a Sagarra con lo que le sucedió hace más de 40 años, ni cómo le hacen un altar a “la escuela de Enrique Garmuri”, que incluye el rechazo a los Klitschko, cuando Stevenson fue una copia adelantada del estilo de estos ex soviéticos: parado e incapaz de contrarrestar el ataque con decisión, sobre todo de peleadores de menos estatura.

       Los setentas sirvieron para que la tiranía incrementara la exportación de la ideología comunista a través, entre otros sectores, del boxeo: en muchos países de Africa y Asia campeaban por su respeto, situación que servía también para romperse anualmente sus propios récordes de participación en sus torneos, porque países como Argelia o Guinea Ecuatorial, aunque fuera con un solo competidor, estarían en eventos como el Campeonato Mundial Habana-74, en Dresde, en el Cinturón de Oro de Rumania o en Minsk.

       Entonces era común que, de 25 participantes en una división, por lo menos 15 debutaran o estuvieran en su pelea inferior a 20 como amateurs por evento; es decir, en su vida. Y 50 peleas en el amateurismo es una total y absoluta inexperiencia para el boxeo que, cuando se salta al profesionalismo, requiere un tratamiento especial más intenso que el que tenga 100 ó más y hablo de países con boxeo rentado.

       ¿Cuántos ínvestigadores de la leyenda Stevenson, “campo capitalista”, como los que facturaron 100 Leyendas del Boxeo, se han dado a la tarea de revisar la experiencia de sus contrarios en eventos internacionales, sobre todo aquellos nocaos en la primera y segunda eliminatoria de cualquier evento y hasta en terceras? Por ejemplo, en un torneo de Cuba, Luis Martínez estaba en su pleito # 10 ú 11 cuando Stevenson lo noqueó. Sin embargo, cuando al pinareño Angel Milián le robaron la decisión en su primera pelea contra el tipo, no tenía 30; ni Igor Visotski, cuando perdió en el Cardín-73 en Santiago de Cuba en el ring y le dieron el veredicto más por lo mal y acobardado que lució Teófilo a pocos meses de ganar en Munich-72 que por lo que pudo hacer el entonces soviético.

         La frustración de Stevenson ante los hombres que no le temían y lo atacaban sin misericordia era tal que no tiraba, retrocedía, bajaba la guardia en actitud rara y se disponía a recibir de todo, pero, si estaba en Cuba, ningún referí podía permitir que le dieran hasta derrumbarlo, como Pupy Santiago.  Eso sucedió en pleitos contra Milián.

         En 1978, creo que en Belgrado, el italiano Francesco Damiani le recetó la medicina y le ganó apabulladoramente; tres años antes, en 1975, Visotski lo había noqueado con igual tratamiento en Minsk; por último, un pesado que falleció recientemente, Greg Page, con el estilo de Alí, lo ridiculizó dándolo por todos lados y le quitaron la pelea. Lo mismo hizo contra Milián el americano.

         Para el fanático cubano “revolucionario” ha funcionado el rechazo de Stevenson a la oferta del millón de dólares en Munich “porque su pueblo valía más”; pero nadie razona que esa no era una época de millones por pelea, mucho menos por la firma; que ningún promotor ni entidad estaban preparados para semejante trato, porque Don King recién comenzaba con Alí y Arum no tuvo nada que ver con el supuesto; o que la televisión de gran demanda, que se encarga de esos pagos fabulosos ni existía y la de entonces no se arriesgaba con un nombre amateur, que nadie podrá decir nunca qué hubiera hecho como profesional, porque no saltó. Entonces, como todas las mentiras del castrismo que muchos creen y no solo en Cuba, el promotor fue un fantasma.

         Me lo dijo una vez Angelo Dundee y se lo saqué de la boca públicamente al Dr Fight, Ferdie Pacheco, durante el lanzamiento del libro de Enrique Encinosa “Azúcar y Chocolate”: “después de invitarlo en la soga a que lo golpeara y de preguntarle qué más tenía, Alí le solicitaba al público el round en que deseaban que lo noqueara y…lo hacía”.

         La pelea entre Alí y Stevenson no se produjo porque Castro no quiso, se aconsejó; para evitar comentarios suspicaces, pidió un referí amateur, jueces amateurs, ring de dimensiones amateurs, técnica amateur y sistema de cinco peleas en días consecutivos de tres rounds.

          Faltan cosas, pero menos de las que necesita Teófilo Stevenson para que lo suban y mantengan indebidamente en el pedestal que algunos pretenden.          

        Si la cosa sigue así, cuando el tirano muera, en México posiblemente hagan otra historia sobre este asesino como el inventor del boxeo. Nadie debe dudar de lo que liberales oportunistas son capaces.






jueves, 1 de septiembre de 2011

Mas sobre la Serie Mundial de Boxeo


Por Andrés Pascual



      Quizás por lo convulso del mundo de hoy, por esa retahíla de males que acarrea, se le están cerrando los espacios a lo estético, a lo decente, a lo sosegado, incluso a lo inteligente.

       La apuesta es al caballo del Jinete sin Cabeza, con toda la carga de miedo, de vulgaridad, de pobreza espiritual y de peligro que lleva con él…

       En la Feria del Músculo no hay forma de que sobreviva la célula originaria del deporte; es decir, el amateurismo, lo que es una lástima monumental. Nadie puede rescatarlo de la contaminación ambiental que comenzó cuando, a algún occidental oportunista, como gesto hipócrita de post-guerra y como territorio de confrontación después, bajo el manto peligroso de la guerra fría, se le ocurrió convalidar las disciplinas de los países del Pacto de Varsovia como aficionadas, después a Cuba, a Corea del Norte…

      Para que los Juegos Olímpicos continuaran “vivos”, tuvieron que admitir a las transnacionales del consumo en plano de salvadores, que exigieron a los profesionales de plantilla en el terreno o en el court para equilibrar el nivel competitivo, porque el Olimpismo no tiene un medio y, lo fastuoso de esa fiesta cada cuatro años, no se puede sostener con un  par de cheques de factoría en overtime.

      Y ahí están, quizás ya deberían cambiarles el identificativo de Olímpicos, que nadie relaciona con amateur, y ponerle otro más acorde con el status atlético.

      En el “olimpismo rentado”, de relativamente nueva factura, solo falta un deporte de demanda y práctica universal: el pugilismo… ¿Hasta cuándo?  Hasta pronto, que nadie lo dude, el ensayo comenzó con la, de momento casi fracasada, Serie Mundial de Boxeo, circuito semi-profesional.

      Recientemente, Don King y Bob Arum acordaron unir sus voces para acusar a la cadena HBO de los males que, según ellos, “están aniquilando el boxeo”. ¡Hay que tener gandinga para decir eso…! Sin embargo, siempre hay la prensa, con el objetivo de “insultar a la inteligencia”, que publique semejante infamia.

      Durante la 47 Convención del CMB en Jeju, Corea del Sur, en el 2007, José Sulaimán se refirió a la creación de una factoría de boxeo amateur, propiedad del organismo que preside: un torneo Copa de Oro, con sucursales como torneos municipales, provinciales, nacionales… En Méjico se llamaría Guantes de Oro; en Venezuela, Torneo de la Calle.

      En aquel momento, también dijo que el evento no contradiría a la AIBA, que, incluso, si “sus boxeadores” fueran solicitados por los Comités Olímpicos, los autorizaría. También alegó sobre el fraude que es realmente el boxeo amateur, comenzando por la anotación de los combates por las famosas “maquinitas”, que promueven un pleito en el cual casi no se tira; la duración de las peleas y lo poco atractivo como competencia. Además, justificó al profesionalismo por “la poca clase técnica de los pugilistas de la AIBA”.

      Fue la proposición, la célula originaria encubierta de liquidar el boxeo aficionado con razones válidas; pero con objetivos e intención negra y sucia.

      Después no se habló más de la encomienda personal del mejicano y el asunto rebotó, propuesto por el organismo rector del boxeo amateur, la AIBA, como la Serie Mundial de Boxeo.

     Increíblemente, el propio amateurismo se tira la soga al cuello, porque se demostró que se pueden hacer cosas a través de esta competencia de clubes, lo que necesita es “trabajarse”, perfeccionarse en cuanto a la forma, la organización, el interés y algún que otro detallito; ahora, para lograr el éxito que no ha tenido la Serie Mundial, para evitar las pérdidas, como Miami, que, según el periodista Enrique Encinosa, quizás alcancen a medio millón, tienen que estar presentes los “cocotudos”, es decir, las grandes figuras de los organismos regentes del profesionalismo y sus principales promotores, capaces de traer a la poderosa televisión a la competencia, con esta al dinero y, con todo, al fanático.

      Y lo harán…y habrá un torneo “de aspirantes a profesionales” y otro de profesionales, y coparán los Juegos Olímpicos y cualquier evento amateur de los conocidos hoy, ¡Si hasta ensayos en la duración de los rounds y en la extensión de las peleas, escalonadamente, tiene el “entremés” de la AIBA! al que, para que sea una buena “tapa”, solo le falta el jamón, el queso y las tarjetas de crédito que abastezcan el almacén de la tienda, que descansan en los buróes del CMB, el AMB, el OMB y, así…










miércoles, 31 de agosto de 2011

Bob Arum no sabe tirar el jab


Por Andrés Pascual



       Bob Arum es amigo de la tiranía castrocomunista, viaja a la Isla encubierto en “atención a la comunidad judía”, él lo es; no lleva algo que lo implique en “actividades de la CIA para ayudar a desestabilizar a la Revolución a través de los grupos opositores”.

       En Cuba (su último viaje fue a principios de este año) habla de boxeo, de boxeadores, de sus posibilidades, de la reciente medida creada para liquidar  al pugilismo amateur: la Serie Mundial de este deporte.

       Quiere convencer a las autoridades, como pretendió hace 4 años José Sulaimán, de que, si firman con él, los peleadores estarán bien cuidados, alimentados, pagados y protegidos del “pulpo mercantilista y explotador”; es decir, se refiere a fantasmas en función de apoderados, no a Bob Arum…

       Ahora hizo unas declaraciones que están sacando chispas en Miami; en Cuba no, porque allá no las conocen y si pudieran, tendrían que admitir la versión de la dictadura a “su manera”.

      De tanto huirle al problema real, de no hablar claro y directo, el promotor se mete en otros que, quizás, no fueron su intención, tales como negro y blanco, pueblo que no ama al boxeo y otras cosas.

      A nadie de “antes” le molestan las palabras de Bob Arum, porque este personaje es solo un buen vendedor de ilusiones con mucho dinero detrás, lo mismo para disfrutarlo que para pagar que para comprar una defensa propia en instancias legales si lo necesitara. Pero a los cubanos “emigrados entrantes o comunidad económica”, como los llamara hace poco Raúl Castro, sí los hiere, tanto que han armado un tremendo “follón” con el asunto.

       ¿Por qué sucede con el cubano de la comunidad? Pues porque se ha creado un apartheid con respecto a la identidad cultural del país; porque, aunque lo encubran, no sienten que la historia gloriosa cubana forma parte de ellos ni es el sostén de lo tradicional ni de la personalidad propia de quien se siente reyoyo…Entonces no tienen ni almohada en que recostar las penas, que son muchas: cada vez que alguien dice algo se sienten aludidos y eso es un complejo que los convierte en ciegos y en groseros en cualquier nivel, como medida personal repudiable, reaccionaria y retroactiva de una defensa que se debe hacer en Cuba combatiendo a la tiranía para que comiencen a poner en orden sus sentimientos.

      En Cuba antes del castrismo la arena de boxeo, el estadio de pelota, el automovilismo, la pelota vasca eran espectáculos de alta demanda popular y no hubieran podido subsistir sin que tanto negros como blancos (menos el jai a lai), hubieran tenido igual responsabilidad ante la taquilla, porque esos eventos se cobraban, lo que da una idea de las posibilidades del cubano de antes contra el que “liberó” el castrismo, para el que hubo que poner gratis las entradas y hacer del Estadio del Cerro el único lugar de La Habana donde se podía comer una pizza mala que, a eso, a comerse el veneno disfrazado de comida, iba el 40 % del público..

       Arum molestó a mi gente cuando dijo que en Miami, al estilo cubano de durante la época del 72 % de blancos en la Isla, no hay público para el boxeo, porque son de “clase acomodada en niveles medios o ricos”, cuando en la ciudad del Sur de la Florida, desde 1994, han entrado más de 400,000 cubanos negros y mestizos que no pueden llevarse de Cuba ni los clavos para un ataúd; es decir, son pobres de solemnidad y de esa forma nadie se puede dar el gustazo de asistir ni a los Marlins ni a un programa regular de boxeo como no sea haciendo un esfuerzo supremo.

      Lo que se le debería recordar a Bob Arum es que el cubano de antes, negro o blanco, era tan fanático del boxeo, tenía tanto interés en este deporte que La Habana logró convertirse en la 5ta plaza en importancia del pugilismo después de Nueva York, Filadelfia, Detroit y Los Angeles y ningún país puede alcanzar ese nivel sin apoyo multitudinario; eso no lo sabe o  lo olvidó y ni han tenido interés en decírselo en alguno de sus viajes a la Isla. Al modo mío de ver las cosas, el público cubano emigrado es tan interesado como el de antes en Cuba, incluso el que queda allá: cualquier programa con figuras criollas de nivel como Gamboa, Rigondeaux…aseguraría el éxito en las taquillas tanto en Miami como en Cuba; aunque no es menos cierto que el publico natural mayoritario del pugilista cubano son 12 millones que no pueden aplaudirlo porque la tiranía los obliga a repudiarlos..

      Sin embargo, me parece que todo este rollo que armó Bob Arum fue para decir lo que él y Don King sienten por los peleadores de “la escuela garmuriana”: que no venden solos, que no son atracciones de taquilla, que necesitan a un mexicano o a un boricua para poder sacar la inversión arrastrando a esos públicos a la cartelera; porque, cuando un cubano promedio mande todo su dinero para Cuba y viaje allá con precios estratosféricos de pasaje, posiblemente le quede poco para asistir a un programa de boxeo de relativo costo. No sé por qué creo que eso fue lo que quiso decir Bob Arum…y “cogió miedo”.














lunes, 29 de agosto de 2011

Carmen Basilio, la estirpe del fajador


Por Andrés Pascual



       El período 1940-1960 fue pródigo en figuras de clase, de responsabilidad y de un elevado concepto del carácter heroico en Fistiana.

       La nostalgia de épocas anteriores, o el fanatismo absoluto producto del desarrollo de los medios de difusión, desvían la atención de las hazañas de los gladiadores de aquel momento con frecuencia alarmante.

       El fanatico de hoy desconoce a IkeWilliams, a Bob Montgomery, a Barney Ross, a Gil Turner...porque tiene al alcance de la mano la televisión en colores "en vivo y en directo", contra las viejas y gastadas películas en el deprimente blanco y negro sin retoques.

      Pareciera como que el boxeo lo inventaron Don King, Bob Arum y José Sulaimán, promotores los dos primeros y Presidente el tercero de la más vieja organización en existencia, el Consejo Mundial, por lo tanto, las caras mas visibles del show de hoy.

     La negligencia de figuras como las que mencioné antes, acaparadoras de todo el poder y la visibilidad del boxeo actual, tienen al pugilismo en franco estado de cuenta de protección en la lona sin posibilidades de recuperación ni a corto ni a mediano plazo.

     Carmen Basilio, el Idolo de Syracuse, recogedor de cebollas en una granja de la localidad antes de ser boxeador, gano las fajas welter y mediana sin ser un noqueador de punch homicida; sin tener la velocidad de un rayo en sus movimientos ni la filigrana técnica de Sugar Ray Robinson; pero con el instinto y la intuición capaces de colocarlo entre los mejores de todos los tiempos, ademas, le sobraba lo que le dijo Angelo Dundee, uno de sus entrenadores, al cronista del Gordon Globe, Gordon Marino: "...nunca hubo otro peleador con mas determinación que Carmen Basilio"

      A este hombre lo impulsó a la grandeza su codicia, su hambre por la presa en el cuadrilátero para lograr su objetivo; le respaldaron la fortaleza y la resistencia que se pusieron a prueba en cada uno de sus pleitos. No por gusto dividió honores con Robinson en peleas consideradas entre las grandes batallas del ring de la historia.

      Basilio le dio una lección a Robinson de lo que era el fajador clásico: el pleito que ganó lo terminó con un ojo completamente cerrado por efecto de los golpes del Profesror; pero, en la pelea adentro, lo castigó tanto y tan duro que le provocó lesiones en la región lumbosacra que le minaron la velocidad y la capacidad de respuesta al Azúcar de Harlem.

       El primer tercio de la carrera de Basilio no tuvo espectacularidad y se distinguió por el exceso de lesiones en las manos… luego de superarlas, se inscribió con autoridad entre los inmortales del periodo como Fullmer, Gavilán o el propio Robinson.

       En la historia del boxeo, si alguien dejó huella indeleble fue "el recogedor de cebollas de Syracuse", el hijo de inmigrantes italianos que nunca se puede dejar fuera cuando se pase revista a la grandeza del ring de todas las épocas.


















miércoles, 24 de agosto de 2011

Campeon significa ganarle a oponentes de clase


Por Andrés Pascual



      Debido al rosario de organizaciones regentes, a sus respectivos rankings y a las 13 divisiones en discusión, se puede decir que el boxeo profesional es un fraude mayor que creer que Che Guevara fue “un romántico idealista preocupado por el futuro de los pobres…”

      Hoy a cualquier campeón, con el beneplácito del propio “monarca”, le evitan el enfrentamiento en el que se le quiere ver, que puede ser otro campeón; o un clasificado de posibilidades de la lista inservible que nunca disfrutará del momento de fama y alguna fortuna por la conveniencia de la promoción. ¡Esos pobres obreros de las clasificaciones, para los que no hay leyes que obliguen al respeto de ellos mismos por el relajo de los escalafones, que no se mueven con sus victorias y que salen de la lista cuando al que las confecciona le venga en ganas…!

      ¿Cómo es posible que un tipo se vaya bajo anuncio de retiro y regrese después a una pelea titular de un peso superior o pactado en el nuevo estilo de la fábrica de dinero, que no existe en reglamentos oficiales (peso a conveniencia), sin lograr en el ring el derecho a la pelea? A veces no es a un pleito por el campeonato, sino especial, con igual irregularidad en el peso y con más publicidad, más dinero y más falta de respeto que las titulares con las que completarán el programa.

       Pocos boxeadores de hoy, de esos que ridículamente llaman “megapeleadores”, están dispuestos a enfrentar a un contrario difícil contra el que no han peleado; o a ofrecerle la revancha al retador que les hizo un pleito parejo en la primera oportunidad. No, eso es propiedad exclusiva de un pasado magnifico, de la era cuando para boxear, brillar y coronarse o no, había que ser boxeador de verdad “de las zapatillas al pelo”. Por eso Maravilla Martínez, Bernard Hopkins, Shane Mosley o los pesos pluma mejicanos como Juan M Márquez, Barreras, Morales y José L Castillo tienen asegurado su lugar en el Salón de la Fama, porque son parte de lo poco comparable “al buen tiempo ido” en los últimos 10 años que nunca han evitado el compromiso oficial por difícil que fuera.

      Entonces dos pugilistas se enfrentaban las veces que lo exigiera el fanático, que tenía voz para hacerlo y era tomado en cuenta por apoderados y promotores en todo el carácter de su importancia como parte fundamental del éxito de la cartelera.

      Las series Armstrong-Ambers, Armstrong-Arizmendi, Robinson-LaMotta, Zale-Graciano, Pep-Sadler, Cocoa Kid-Holmar Johnson o Luis Manuel Rodríguez-Emile Griffith, verdaderos clásicos del boxeo, eran más interesantes cada vez por la ferocidad y la clase técnica de la disputa.

      Hoy los representantes de los boxeadores temen una derrota del protegido y, en los anales de Fistiana, verdaderas luminarias del ring perdieron en su primera pelea, en la primera y en la segunda; o, entre la primera y la décimo-quinta no una, sino hasta tres veces.

      No había miedo a enfrentar a nadie, los boxeadores eran mucho mejores, el nocao técnico no se empleaba con la frecuencia, que es miedo del referí, con que se decreta hoy y el público no le retiraba la confianza a un pugilista por una pelea perdida; hoy lo cuestionan si le dan un knockdown, aunque se pare y gane después por fuera de combate y hay más de 50 casos en los últimos 20 años, con la mácula de la asimilación o debilidad mandibular como estigma implacable y presente en toda su carrera.

       Todo es un fraude, pero el mayor es la llamada megapelea, porque para pleitos de superior envergadura se necesitan dos contrincantes de igual clase profesional y, en los últimos 15 años, muy pocas de estos paquetes, fabricados para estafar al público, presentan dos oponentes de similar calidad moral y deportiva como para calificar de buena la inversión increíble del PPV o de la entrada a la Arena.

       Da lo mismo Holyfield que Pacquiao, el PPV está presente hasta para algunos que, hace solo 30 años, no podían ser preliminaristas en la Arena San Nicolás de Nueva York…y oiga o lea la publicidad que les hacen, superior a las de Robinson, Jack Dempsey, Marciano o Joe Louis juntas.

       ¿Tendrá solución el problema del boxeo actual? Nadie sabe: ni si habilitan Dubai como la próxima Catedral del Boxeo ni si regresa triunfalmente al Garden la estelaridad que brilla por su ausencia ni si continúa “la megapelea” en los “megaestadios” del país…

       El fanático pudiera obligar a cambios que hagan algo por contener la corrupción moral y material; sin embargo, cualquier pelea de Pacquiao, de Mayweather jr. incluso de Holyfield, se compra con la avidez con que pudiera recibir un pan con bistec y una botella de agua un ciudadano de un país del Cuerno Africano o de Sudán.

       El público de hoy está preparado para que le roben y consciente, no ciego, ante el chantaje y la extorsión de que es objeto. La forma como explotan el nacionalismo o el regionalismo los promotores, “las campañas de odio” que orquestan, son un obstáculo para que “el respetable” se resista a jugar un papel de importancia a su favor.

       Por los estudios de mercadeo, los responsables de esta falta de respeto monumental saben que pueden seguir acabando con este deporte y sacándole el dinero del bolsillo al fanático. Sin complejos de culpabilidad, hasta que no entierren al pugilismo no paran.




























lunes, 22 de agosto de 2011

Cinco grandes batallas del ring en Yanqui Estadio


Por Andrés Pascual



       El nuevo y monumental estadio de los Yanquis de Nueva York puede tener todo el lujo que dicen; ser todo lo confortable que quieran; pero la leyenda quedó en el lugar donde estuvo construido el antiguo parque que fue escenario de más de la mitad de la historia del beisbol moderno desde su construcción en 1923.

       Lo mismo sucede con el boxeo: muchísimas de las más grandes batallas del ring se desarrollaron en el lugar en el cual Ruth, Gehrig, Dimaggio o Mantle hicieron parte de la leyenda que desemboca en el apodo los Mulos de Manhattan.

       Tanto para la pelota como para el pugilismo, en el lugar donde estuvo el viejo y glorioso parque de la barriada del Bronx quedaron vagando sin rumbo los fantasmas de los héroes y las memorias de sus actuaciones en la Feria del Músculo. A los fantasmas ni se les engaña ni se les traslada de morada…

      En Yanqui Stadium, que sí fueron trasladadas a la nueva y soberbia instalación, existen dos placas que recuerdan las dos visitas papales al parque y las misas masivas que ofrecieron. Otra placa recuerda que la pelea Alí-Norton fue, en su momento, la que más recaudó con 2.5 millones de dólares. Y otra le dice al visitante que, en 1938, 88,000 personas presenciaron cómo Joe Louis demolía a Max Schmeling en pelea revancha de connotación política, constituyéndose en la mayor entrada boxística al parque neoyorquino.

      Nigel Collins, uno de los editores de The Ring, se entretenía en analizar las peleas importantes en la historia de las grandes arenas de Estados Unidos; previo análisis, escogió 30 celebradas en Yanqui Stadium para seleccionar cinco definitivas; según el cronista, estas fueron las más grandes batallas que se escenificaron en cuadriláteros colocados sobre el montículo de pitcheo sobre el que construyó Whitey Ford su ruta a Cooperstown:



              1.- La victoria por nocao de Joe Louis contra Max Schmeling el 22 de junio de 1938 en pelea revancha, considerada como “el triunfo de la democracia sobre el nazismo” y que solo demoró 124 segundos del primer round.



              2.- La victoria de Carmen Basilio sobre Sugar Ray Robinson en 15 sangrientos episodios el año en que la faja mundial mediana cambió de dueño tres veces.



              3.-  La sensacional victoria de Tony Zale sobre Rocky Graciano el 27 de septiembre de 1946, en la que el ítalo-americano, favorito del público de la ciudad, castigó durante cinco capítulos a su oponente antes de que un gancho al hígado del Hombre de Hierro pusiera fin dramáticamente al pleito.



              4.-  La decisión en quince peleados rounds que se llevó Benny Leonard contra Lew Tender y, con esta, la faja mundial lightweight.



              5.-  La que le ganó Sandy Sadler a “La Sombra” Willie Pep  el 8 de septiembre de 1950, una de tres victorias del fuerte pegador sepia en 4 encuentros memorables para la historia del boxeo.



      Pudieran considerarse otras, pero, para Nigel Collins, por significaciones especiales, estas son las cinco grandes de Yanqui Estadio en su historia como anfitrión boxístico.

      Hoy, porque la instalación es nueva y por la poca clase que muestran los boxeadores, es poco posible que, si continua “la moda” de boxear en Yanqui Stadium, se puedan ni igualar no a esos; sino a otros que no contaron a la hora de seleccionar las treinta iniciales; por lo menos ni a corto ni a mediano plazo.














Entre la Gloria y el Infierno (titulo de Rene Molina)


Por Andrés Pascual

(reeditado



       Según le contó Richard Schafer a espn.com, el llamado ex Golden Boy de estos tiempos está en rehabilitación, sin embargo, no dice si por asuntos de drogas, de bebidas alcohólicas o de ambas adicciones.

      Sin poderse comprobar la razón del internamiento, Schafer, que explicó que por encima de sus relaciones laborales con Golden Boy Promotions estaba su amistad con el empresario, no dio las explicaciones sobre un particular que se expuso al público porque el sitio de chismes TMZ descubrió y que, aparentemente por lo penoso, no estaban dispuestos a darlo a conocer; sin embargo, hubiera sido necesaria una buena justificación por la ausencia del ex boxeador el sábado pasado del pleito Hopkins vs. Pascal.

       ¿De qué escasea el ex pugilista para vivir? De todo y de nada, porque hay un momento en la vida muelle que lo que está al alcance de la mano puede ser el mundo, que se convierte en insuficiente por la asfixia que produce ese nivel de vida. Sin dudas que “El dinero no es la vida”.

       Como quiera que sea es una pena, porque al ex peleador lo proyectaron como ejemplo del cumplimiento del “Sueño Americano”, libre de vicios dignos de los desclasados marginales del barrio en que nació, el Este de Los Angeles que, como un castillo de naipes, de pronto se derrumba y da la impresión de que éxito significa decadencia y que el cumplimiento del “Sueno Americano” exige, en pago, el cambio de actitud ante la vida, o lo que es lo mismo a “millones+jet-set=DROGAS y depresión adquirida por inanición espiritual”.

        Oscar, digno representante del boxeo de hoy, elevado a niveles inmerecidos provocados por la media en contubernio con un deporte de más fanfarria espectacular que clase atlética, ganó 6 fajas con solo 39-6, realmente tan falso o fraudulento como increíble si se analiza con justicia o realismo; pero Fernando Vargas ganó 2 con 31 triunfos y…así.

         Como quien no quiere las cosas, Pacquiao lució muy superior contra el californiano en el 2008 que lo que pareció Hopkins antes; a decir verdad, ¿Cómo fue posible esto? ¿Acaso alguien pudiera considerar a Pacquiao superior al Verdugo? Yo sí, si sube como contra Oscar, “cargado”, más las exigencias del peso, posiblemente disponga del victimario de Jean Pascal mejor y más rápido. Cuestión de que se empeñe Arum…














Bocchicchio, entre el racquet y Jersey Joe Walcott


Por Andrés Pascual



      Si algún deporte ha sido blanco del hambre del gángster es el boxeo: de raquecteros, de mafiosos de verdad o miembros de “la cosa nostra”, ¿Por qué razón esta disciplina ha sido la preferida de estos lobos de las apuestas, la extorsión y el crimen?  ¡Quién sabe! Pero, se me antoja creer en lo indefenso que está un individuo que pretende pelear, que necesita quién lo represente y, como la mayoría, sin formación educacional.

     Benny Paret era analfabeto. No por gusto el boxeo se nutre de jóvenes procedentes de los barrios más pobres; a fin de cuentas, los más necesitados de fama y fortuna, sobre todo de lo último..

       En una biografía autorizada, Willie Pep contó de los nexos de Rocky Marciano con la mafia italiana de Nueva Jersey y la visita, desde el día siguiente, de un “inspector” para cobrarle un préstamo de 500 dólares que le hiciera el ex campeón de peso completo; aunque, eso sí, de “buena forma”. Pep pagó menos de una semana después y no le dirigió la palabra nunca más al hombre que masacró a Joe Louis.

      A Felix Bocchicchio se le recuerda en los anales de Fistiana como al manager de Jersey Joe Walcott durante y después de su ascenso al campeonato mundial de peso completo. Pero poco por las actividades que le llevaron a la cárcel unas veces, o que sirvieron para considerarlo sospechoso en más de un crimen, otras.

     Bocchicchio nació en 1906 en Pennsylvania y en 1930 cae preso por extorsión y robo.

     Cuando lo pusieron en libertad se dirigió a Nueva Jersey, donde lo apresaron como “persona de interés” en el asesinato del detective de la policía William Feitz.

     Entre 1935 y 1936 estuvo en problemas por robo en un bar y por operar máquinas de juego no autorizadas; así como por apuestas ilegales en carreras de caballos. Para finales de la década de los 30’s, tenía un largo historial de arrestos por varias causas como sospecha de asesinato, extorsión, robo…

    A mediados de los 40’s la carrera de Walcott se había estancado y se encontraba peleando en pequeñas carteleras en el área de Camden; entonces llamó la atención de Bocchicchio, que no sabía de boxeo; pero aprendería…Sin embargo, fue capaz ver en el ya casi viejo gladiador una mandíbula resistente y pegada de noqueador, lo que ningún hombre de boxeo se había detenido a observar.

    Bocchicchio se le ofreció a Walcott para dirigir su carrera, lo que de inicio fue rechazado por el boxeador con “nunca he podido hacer algo boxeando y lo único que quiero es un trabajo del que coman mi esposa e hijos regularmente”. Walcott tenía más de 30 años y se había cansado de hacer planes optimistas para concluir frustrado y deprimido.

    Pero el candidato a manager se hizo cargo del abastecimiento de la familia, le puso carbón a la estufa de la casa y renovó la licencia de Walcott como peleador.

    El regreso del gladiador en 1945 fue exitoso por 8 ganadas en 9 peleas. Las esperanzas se incrementaron cuando se impuso a 3 ranqueados entre los cinco primeros: Joe Baski, Lee O. Murray y Curtis Sheppard.

    Comenzaba así el viaje de Jersey Joe Walcott a la cúspide del boxeo mundial, que alcanzaría en 1951, más su entrada a los libros de récords.

    Noqueó a Edzzard Charles por la faja mundial luego de varios intentos y, durante esos años, Walcott y Bocchicchio eran figuras permanentes en las páginas deportivas de casi todo el mundo.

    Fue en esa época que el manager contrató a Angelo Balandra como abogado de su boxeador y de él mismo. Balandra tuvo una larga y exitosa carrera política en Nueva Jersey en el circuito legal, en el que sirvió como juez y fue un respetado líder comunitario por muchos años.

    Walcott mantuvo su campeonato por solo 14 meses antes de que Marciano lo noqueara. La revista LOOK recogió un comentario de Bocchicchio en enero de 1953 sobre el pegador ítalo que decía “Ese hombre es de hierro”.

     El 16 de enero de 1953, Felix Bocchicchio se repuso de un ataque cardíaco y su protegido peleó una revancha contra Marciano el 15 de mayo en la que cayó anestesiado en el primer round, concluyendo así su carrera.

     Bocchicchio y Walcott mantuvieron relaciones personales y de negocios por varios años.

     En junio de 1975, en Mount Ephraim, Nueva Jersey, falleció Felix Bocchicchio, que logró una gran estabilidad económica y, a diferencia de Frankie Carbo y Blinky Palermo, murió en la comodidad de su hogar.














Boxear no es caerse a tranca


Por Andrés Pascual

(reeditado)



       Caerse a leña con un contrario en el ring no es boxeo; incluso esa actitud tampoco es definitoria del estilo “fajador”; en Fistiana el fajador no es el que persigue a un contrario, sino el que inicia el ataque. El que persigue a tiempo completo, sin lograr arrinconar al oponente porque no sabe o no puede, es un toro en la plaza y, el perseguido, si tira, el torero: cortar el paso, caminar el ring, velocidad de piernas, ahí está el secreto…

       La pelea del pluma cubano Luis Franco (9-0, 5 KO’S) contra el mejicano Leonilo Miranda (32-3, 30KO’S) el viernes pasado, desde Santa Inez, California, puede catalogarse, por las declaraciones del azteca, dentro del marco de “visiones del peleador frustrado”, que no pudo arrinconar a un peleador rápido quien, sin nocao punch, cada vez que se paró lo golpeó con puntería: “no le gané porque corrió mucho…”, no, esa no es la respuesta, “no le ganaste porque no sabes boxear para acorralar a quien se mueva rápido y bien”, en este caso, Miranda fue un toro y pare de contar.

       A mi modo de ver, el pleito fue tablas: no aprecié una superioridad evidente de un pugilista sobre el otro y, lo que sí vi, fue un knockdown propinado por el mejicano en el primero, que el referí lo confundió con un resbalón por cegato o quién sabe la razón.

       Ahí se decidió la victoria con dos jueces votando 97-93 y 94-92 por el antillano y el otro 94-92 por el paisano de Kid Azteca.

        El triunfo, por apretado, no es un examen que califique al cubano, como expresó Richard Dobal, para un bout championable; sino solo su más duro combate hasta ahora.

        Falta un buen tramo para que se comiencen a considerar las mejores peleas del 2011 que, posiblemente, esta no sea una de ellas; sin embargo, algunos cronistas ya están pensando en que el 5to. round califique para el premio al asalto del año.

       Luis Franco se mueve bien y pega con efectividad sin anestesia general. Creo que no pudiera ganarle a las figuras grandes de la división ni lograr una faja decente, no de esas ripieras que están repartiendo por ahí, como las emisoras radiales de Miami ofrecen pulloveres con su logotipo al frente.