domingo, 11 de septiembre de 2011

Gamboa y el arte de boxear

Por Andrés Pascual



       El boxeo puede ser “una caja de sorpresas” si el favorito, por un error garrafal en la defensa, provoca un golpe de esos que llaman “lucky punch”, que no es de suerte, sino de mala suerte; si descuida el training por diversiones ajenas al ring; por subestimación del oponente o por una lesión inmediata o crónica…

       Si no se producen circunstancias como las que describí, el agua nunca correrá contraria y el desenlace de un pleito será como lo previeron los eruditos.

       El sábado pasado el pluma cubano Yuriorkis Gamboa (21-0, 16 KO’s) le ganó por decisión técnica al ex campeón mundial mexicano Daniel Ponce de León (41-4, 34 KO’s) en la estelar del cartel en Atlantic City, porque un choque accidental de cabezas en el octavo le provocó al perdedor una herida vertical (las difíciles de controlarle el sangramiento) en la frente, mala suerte…sin embargo, el azteca no hubiera podido hacer algo más que perseguir, enredar y recibir: por su estilo, por su lentitud, porque le hubiera sido imposible conectarle al oriental un golpe decisivo a su favor, solo quedaba por ver en qué asalto Lupe Contreras le levantaría el brazo al criollo, lo que ocurrió de forma irregular.

       Boxeando, utilizando su magnífica velocidad en la media y desde afuera, Gamboa sentó cátedra desde el principio para recordarle a todo el mundo que una vez existieron Luis Manuel, Orlando Zulueta y Luis Galvani para el boxeo cubano y en ese estilo, haciendo valer el precepto único de lo que es el boxeo, “el arte de dar y que no te den”, brindó la que, para mi, ha sido su mejor demostración hasta hoy en el profesionalismo.

       El  pugilismo no es de fuerza, es de resistencia; no es de pegadores, es de boxeadores; no es de brutos que pierden el sentido de la estrategia preparado previamente; es de inteligentes que, si lo pierden, deben tener el instinto y la intuición que los haga recuperarlo y recuperarse. La pegada es un complemento del boxeo y no al revés; aunque al público acostumbrado por la imposición del boxeo azteca le parezca lo contrario.

      Gamboa tiene que seguir boxeando y ganando; no tratando de noquear, que a veces se puede; pero otras no.

       La velocidad del cubano lo puede llevar a los lugares más altos del boxeo de hoy si continúa hambriento y si continúa tomando este deporte con la seriedad, la disciplina y la responsabilidad que exige la preparación.

       El nocao, tan espectacular como falso a la hora de medir la clase de un pugilista, no se busca, se prepara y se cae por su propio peso cuando se completa una combinación. Es bueno recordar las palabras del legendario cronista cubano René Molina, que vienen al caso con la personalidad de Gamboa y su afán por terminar rápido un pleito con el peligro que encierra que, entre el 1ero y el 8vo, todavía cualquier peleador tiene aire suficiente para ripostar: “Revise la cantidad de nocaos que propina en los rounds finales, cuando se hace difícil levantar los brazos por el cansancio y tendrá al verdadero pegador, interesante, atractivo y demoledor siempre…”










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