lunes, 22 de agosto de 2011

El hombre que invento el promotaje: Tex Rickart


Por Andrés Pascual



      Si algún personaje relacionado con el boxeo vivió la vida “al ancho de la soga”; o sea, repleta de acontecimientos dignos de un guión cinematográfico, fue George Lewis “Tex” Rickart, que nación en Sherman, Texas, el 5 de junio de 1870.

      Rickart, que quedó huérfano desde los 10 años, hizo de todo para sobrevivir en un medio tan hostil, aun para hombres duros, como el Salvaje Oeste: vaquero a las órdenes de un rico ganadero, sheriff de uno de esos pueblitos que reproduce el cine con sus duelos, asesinatos a traición y salones de juego…
        A los 17 años se fue a Klondike durante la fiebre del oro y descubrió el preciado mineral en la famosa mina Bonanza.

      A Jack Kearns, después manager de Dempsey, lo conoció allí; al novelista Jack London, también, y a un joven ingeniero que llegaría a la presidencia de la Unión: Herbert Hoover.

       Con 60,000 en los bolsillos, Rickart abrió un casino de juegos y perdió el dinero cuando varios mineros golpearon fuerte un número con grandes sumas. Entonces se fue a Nome, en Alaska, hizo medio millón y desperdició más de la mitad en reclamaciones de oro sin fundamento.

        La próxima parada fue Goldfield, en Nevada, donde puso un hotel con salones de juego. Era 1905 y, para promover la localidad, depositó 34,000 con la finalidad de asegurar la pelea entre Joe Gans y Battling Nelson por el campeonato mundial lightweight.

        Rickart le garantizó 34,000 a Nelson y 11,000 al Viejo Profesor en su debut como promotor. El peleador sepia ganó por descalificación en el round 42.

        En los inicios del siglo pasado no era común pagarle una suma considerable a los boxeadores, sino que los promotores les ofrecían una parte de la entrada; pero Tex Rickart estableció el pago y dividendos colaterales, como ocurrió en su segundo gran pleito entre Jack Johnson y Jim Jeffries, el 4 de julio de 1910, en Reno, para el que les garantizó a ambos pugilistas varias decenas de dólares y un % en los derechos cinematográficos.

        Pero su etapa más lucrativa fue cuando inició la presentación de las peleas de Jack Dempsey. A la asociación entre el Asesino de Manassas, su manager Jack Kearns y el promotor le llamaron el Triángulo de Oro por las enormes cantidades que generaban.

        Cuando Dempsey derrotó a Jess Willard por nocao en Toledo, Ohio, el 4 de julio de 1919, se producía el debut de Tex Rickart como promotor del Ciclón del Lago Salado.

         Para la pelea Willard-Dempsey colocó asientos para damas en una sección que llamó “ Jenny Wren” y otra en que instaló a la clase alta, convirtiendo al boxeo en un deporte de alta concurrencia en la arena y en la taquilla: nacía, de esa forma, la importancia del mundo de Fistiana para la sociedad.

         En 1920 firmó un contrato de renta de 10 años por el Madison Square Garden, en donde promoteaba seis días de la semana carreras de bicicletas, lucha libre y boxeo en los espacios al aire libre. Los cinco encuentros titulares de Dempsey durante los próximos siete años, los presentó en la instalación con 8 millones engrosados entre todos. Así nació al boxeo el nombre de la más famosa y legendaria arena de todos los tiempos.

         Entonces, respaldado por varios millonarios inversionistas, construyeron el “nuevo Garden” (1925-1968) y fundó una nueva franquicia de hockey: los New York Americans, adscrita a la Liga Nacional de esta disciplina. También en 1925 gestionó con el dueño de los Yanquis, Jacob Ruppert, la presentación de grandes peleas en la instalación beisbolera.

         A Tex Rickart se le agradece el desarrollo del interés por el boxeo, su despegue hacia la cumbre preferencial del fanático hasta hace 20 años, en que se ha visto reducido por, precisamente, el mal de fondo que supone un promotaje dispuesto solo a timar al público por la vía del fraude y con ayuda de la televisión, en niveles nunca antes vistos.

         El artífice sin igual en la faena sentó las bases del negocio millonario en el boxeo a partir de la promoción de muchas de las más grandes batallas del ring conocidas, convirtiendo al pugilismo en campo de ganancias fabulosas para quienes se ven envueltos en la función.

         Tex Rickart ha sido, sin discusión, el más grande y el más influyente promotor en la historia del noble y gran deporte de combate.

          El 5 de julio de 1929, en Miami, mientras hacía arreglos para presentar a Young Stribling contra Jack Sharkey en pelea de peso completo, falleció Rickart por complicaciones de una operación de apendicitis.

          Por su importancia para el sector boxístico fue instalado, desde la década de los 50’s, en el Salón de la Fama de este deporte.










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